Antes de leer sobre tu cosmovisión (visión del mundo), toma en cuenta que esta descripción se basa en generalizaciones de una realidad compleja. Estas cosmovisiones pueden entenderse mejor como arquetipos o tipos ideales: modelos de patrones o estructuras recurrentes.
Tales modelos no pueden decirte con exactitud cuál es tu forma particular de percibir el mundo, pero sí pueden orientarte y presentarte una forma de pensar; un marco de significado desde el que puedes operar, aún si no has pensado mucho al respecto.
Por lo tanto, estas descripciones pueden ayudarnos a reflexionar acerca de nuestra forma de ver la vida, la naturaleza, a nuestros semejantes y a nosotros mismos. Pueden ayudarnos a explorar por qué pensamos de la manera en que pensamos. Finalmente, saber más sobre las cosmovisiones de otras personas también nos ayuda a comprender mejor a quienes piensan de manera diferente.
Cosmovisiones posmodernas
Las personas con cosmovisiones posmodernas suelen sentir el impulso de expresar su forma auténtica y única de ser. En respuesta al mundo moderno “objetificado”, funcional y racionalista, enfatizan el mundo subjetivo; sus dimensiones emocionales, creativas, morales e imaginarias. Una de las ideas centrales de esta cosmovisión es que la percepción humana da forma al mundo, es decir, que construimos nuestro mundo a través de las suposiciones en las que creemos y las historias que contamos. Esa idea puede ser muy liberadora: después de todo, si nuestras historias crean el mundo, también podemos contar historias diferentes y, así, crear una realidad diferente. Esto le da el poder a los posmodernos para ser “los autores de sí mismos”; para convertirse en los autores de su propia historia.
El filósofo francés Jean-François Lyotard resumió la postura posmoderna como el “no creer en las metanarrativas”. Con esto, señaló “el final de las grandes historias” de (particularmente) la sociedad moderna, como el enfoque en el progreso material, el creer de manera incuestionable en la ciencia y la tecnología y la celebración del capitalismo. Debido a que, según los posmodernos, estas historias sirven a los poderosos y marginan a las minorías, deconstruirlas es nada menos que un acto de liberación y emancipación social. Los posmodernos muestran una nueva sensibilidad y empatía hacia aquellos que son excluidos y explotados y, a menudo, sienten el impulso de promover la justicia social. Estas son algunas de sus mejores cualidades.
Conocimiento
En su búsqueda de la verdad, los posmodernos emplean múltiples modos de conocimiento, entre ellos los métodos científicos cualitativos e interpretativos, la moralidad, la imaginación, el arte y la literatura. Desafían la idea de que solo la ciencia objetiva (empírica, cuantitativa) puede conducir a la verdad. Así, desde este punto de vista, la verdad es relativa (en lugar de absoluta), contextual (en lugar de universal) y subjetiva (en lugar de objetiva). Es decir, no existe una verdad o un relato de aplicación general, sino una multiplicidad, un caleidoscopio de verdades e historias. En lugar de depender de autoridades externas, los posmodernos le dan mayor peso a la autoridad interna; por ejemplo, su “brújula moral”, intuición o sentimientos.
Realidad
La concepción de la realidad es, por tanto, diversa e indefinida, caracterizada por la incertidumbre, la ambigüedad y la fragmentación. La validación de múltiples perspectivas puede conducir a un fuerte relativismo, en el que se cuestiona la existencia de la verdad misma: “tú tienes tu verdad, yo tengo la mía, así que no existe la verdad objetiva”. Con frecuencia, los posmodernos se adhieren a una interpretación liberal de su religión o espiritualidad, o tienen una actitud agnóstica, y enfatizan el hecho de que no sabemos a ciencia cierta si hay un ser o una realidad divinos. La naturaleza suele ser importante en esta cosmovisión, porque se le considera una “fuente interna”, una “voz” o entidad reprimida, y porque hay una mayor comprensión sistémica de la forma en la que todo se interrelaciona.
Identidad y valores
Los posmodernos a menudo encuentran sentido en la posibilidad de autoexpresión y desarrollo. Cultivan un sentido de identidad independiente y anhelan participar y contribuir a la sociedad a su propia manera única. Los valores “posmateriales” como la creatividad, la autenticidad, la imaginación, la participación, la diversidad y el pluralismo suelen ser dominantes. Estos valores posmateriales se reflejan en el surgimiento de movimientos sociales emancipatorios, a partir de la década de 1960, que promueven la paz, los derechos civiles, el feminismo, los derechos de los homosexuales y el medio ambiente, entre otros.
Sociedad
Reconocer que (co-)creamos el mundo a través de las historias que contamos puede ser muy empoderador. Sin embargo, también puede socavar las nociones de verdad y realidad, dando como resultado el nihilismo, el relativismo, el antirrealismo y nuestro mundo actual de “posverdad”. La falta de una narrativa más amplia crea una profunda fragmentación, confusión y falta de sentido y dirección, lo que alimenta la “crisis de sentido” actual. Si bien la “corrección política” posmoderna surge de la pasión por la justicia social, también genera intolerancia hacia las personas que no comparten estos valores inclusivos. Así, la cosmovisión posmoderna presenta problemas sustanciales, pero también aporta una apreciación (renovada) de la subjetividad, la autenticidad, la sensibilidad y la empatía, así como la deconstrucción de narrativas opresivas y un compromiso con la diversidad y la justicia social.
En esta imagen, la alegre y creativa arquitectura “posmoderna”, la multitud colorida (diversa, expresiva, auténtica) que se manifiesta por preocupaciones posmodernas típicas como la paz y la justicia, y el palacio de justicia al fondo simbolizan la cosmovisión posmoderna.
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